miércoles, diciembre 12, 2007

Mi gemelo malvado ("Mai ivol tuin")

Todo el mundo tiene un lado malvado y perverso, el “reverso tenebroso” que dirían en “La guerra de las galaxias”.


Ayer tuve yo un encontronazo con él, “di ivol tuin” (“er gemelo marvado”), estaba latente en lo mas profundo de mi ser, hacía años que no se manifestaba su presencia, casi casi lo había olvidado. ¡Grave error! Aprovecho el mínimo instante de debilidad para lanzarse a por el control de la consciencia, anulando mi inherente bondad en un instante.


Este terrible hecho tuvo lugar a la 1.30 de la mañana del Míercoles, 12 de Diciembre del 2007. Llegaba de una cena de veteranos del Barça (fui con mi padre, el es el veterano de la sección de balonmano) cuando entré por el portal, con una rutina grabada con una precisión total en mi cabeza. Avancé unos pasos, me paré delante del ascensor y lo llame (apretando el botón, por si hay algún bestiajo leyendo).


Mientras esperaba ociosamente, feliz por la cena y algo somnoliento, mi atención se centró en un trozo de cinta aislante negra, que estaba al lado del interruptor de la luz. Mis dedos juguetearon con ella y la acabaron arrancando de la pared, como el niño que arranca curioso la costra de una de sus primeras heridas y sin tiempo para pensar que hacer con ella, llego el ascensor y entre con el automatismo generado por la repetición de dicha acción, día tras día.


Tengo que explicar que mi ascensor es de dos puertas, en el portal lo coges por un lado y en los pisos sales por el otro, a parte de que es tremendamente pequeñito, tiene sensores en ambos lados de cada una de las puertas y es fácil tocar alguno si te descuidas.


Una vez llegué a mi piso, me dispuse a salir del habitáculo, cuando ÉL hizo acto de presencia, tomando el control, obligandome a presenciar uno de los actos mas terribles que he podido cometer contra esta, mi comunidad, en todo el tiempo que llevo por aquí. Con un aplomo indescriptible, mis manos colocaron la tira de cinta aislante en uno de los sensores del lado de la puerta que solo se abre en el portal y acto seguido mis piernas salieron con total normalidad, impidiendome reaccionar y reparar semejante atrocidad, llevandome hasta mi calentito hogar y metiendome en la cama, de donde no pude salir, embargado por el implacable sueño de Morfeo.


Hoy cuando me he levantado, mi mente había olvidado ese suceso terrible, estrés postraumático diría yo, pero nada mas lejos de la realidad, cuando he salido de casa y he visto de nuevo el ascensor, parado y con la puerta abierta. La angustia me ha embargado y he entrado rápidamente a quitar la tira de cinta aislante y devolver la normalidad.


El resto del día ha pasado tranquilo, hasta hace escasos minutos que he entrado por la puerta, y si, lo he vuelto a hacer, he dejado la tirita puesta de nuevo...

2 Comments:

Blogger Kyria said...

que malo eres, jejejeje

9:57 a. m.  
Blogger ReVeReNdoCaBrOn said...

Mas que malvado, convivo en armonía con mis dos mitades (o tres o cuatro, que salen como setas).

10:07 a. m.  

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