lunes, junio 18, 2007

Dame la pistola que ya me disparo yo

La historia comienza una viernes por la tarde en el trabajo. Se que una compañera de trabajo se ha hecho unas pruebas para ver que tenía sobre una tos, un dolor de cabeza y una mancha en el pulmón que se vió en una radiografía.


Yo - ¿Que te han dicho de las pruebas?

Ella – Que tengo un tumor.

Yo – ¿Pero de que tipo?

Ella – Maligno.

Yo - ¿Operable?

Ella – No. Está a 3 cms de una arteria principal.

Yo – ¿Que te lo ha provocado? Tabaco, estrés, etc.

Ella – El tabaco.

Yo - ¿Y lo vas a dejar?

Ella – Si, el Lunes se termina.


Cuando pasa una semana que está con la quimioterapia y veo que sigue fumando, ha pasado mas de un mes y sigue fumando, es cuando me planteo si realmente lo que tiene se lo merece.

Se que suena cruel, pero por mas que lo pienso no lo entiendo. Tiene tres hijos a su cargo, puesto que está divorciada, sabe que es lo que mas le perjudica y aun así sigue haciéndolo.

¡Joder! Si es que no me imagino a ningún otro ser vivo en el planeta que coja y se dañe a si mismo, y eso siendo los mas “evolucionados” (así entre comillas, porque no las tengo todas conmigo para pensar que realmente lo somos).

Capaces de hacernos lo peor por propia voluntad y sin cuestionarnos nada en absoluto de las consecuencias de dichos actos. ¿Acaso un perro sano se mordería la pata hasta arrancársela? ¿O tal vez una colonia de hormigas se arrancarían las pastas entre ellas? La respuesta es simple, no. Pero sin embargo las personas, no contentas con joder a los que nos rodean, tanto física como emocionalmente, también somos capaces de perjudicarnos a nosotros mismos.

Esta vez me gustaría que los que me leéis de vez en cuando, podáis arrojar algo de luz sobre este asunto, porque en mi cabeza, por mucho que lo intento, no logro comprenderlo.


PD: Se usan los comentarios para añadir opiniones y no me firméis como anónimos, que luego no se quien es quien.